Entrevistas
Pau Martínez Muñoz
Entrevista a Pau Martínez Muñoz, autora del libro Cinema al frente, editado por la Fundación Anselmo Lorenzo.
Entrevista a Pau Martínez Muñoz a propósito de su libro Cinema al frente (2023), publicado por la Fundación Anselmo Lorenzo en la colección Imágenes. Un volumen en el que la autora analiza los aspectos más relevantes de la producción cinematográfica realizada por el movimiento anarquista durante la Guerra Civil española bajo un sistema colectivizado que dio como resultado un conjunto de reportajes de guerra y documentales. Películas que son imprescindibles para ilustrar la experiencia revolucionaria emprendida en Cataluña y Aragón, así como películas de ficción de argumento social y moralizante. Este minucioso trabajo sobre la filmografía anarquista, dotado de una magnífica estructura que permite abordar cualquiera de los capítulos de forma independiente, cuenta con el atractivo adicional de ofrecer en sus páginas numerosos fotogramas extraídos de las producciones objeto de estudio por parte de Pau Martínez Muñoz, licenciada en Historia del Arte, doctora en Comunicación por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y miembro de la Asociación Española de Historiadores de Cine.
¿Qué te motivó más a la hora de afrontar este trabajo: el interés por el cine o el activismo ideológico o quizá ambos?
El punto de partida de la investigación estuvo motivado, principalmente, por mi interés en la historia y el cine. No tengo una militancia activa, aunque comparta afinidades ideológicas por determinados movimientos sociales. Pero mi ocupación como docente también ha sido un factor decisivo. Hace años que trabajo como profesora de Historia en un instituto de Secundaria, los adolescentes que acaban sus estudios obligatorios en 4t de ESO, si no se les explica algo de Historia de España contemporánea pueden acabar sin tener ni idea de las vicisitudes del siglo XX, de lo que significó la Segunda República, las consecuencias traumáticas de la Guerra Civil y la imposición sanguinaria del Franquismo. Porque nunca más vuelven a tocar temas de historia si no prolongan su formación en el Bachillerato. Por este motivo, siempre me he sentido comprometida en dar a conocer esta etapa de la historia ya que vivimos en un país de vocación amnésica y con estructuras de poder que fomentan la manipulación histórica; de hecho, políticos como Ayuso, Abascal, Page o Lambán no se atreverían a decir las barbaridades que dicen si hubiera más conocimiento histórico que rebatiera su ignorancia.
Para impartir las clases, persistentemente he ido a la búsqueda de materiales visuales con los que complementar y analizar los hechos históricos. A todo esto, hay que añadir las indicaciones de quien fuera mi director de tesis, el doctor Alejandro Montiel, quien me puso en alerta sobre la necesidad de actualizar la investigación de las películas que realizaron los anarquistas durante la Guerra Civil. Así que me metí de lleno en la búsqueda y estudio de estos materiales fílmicos.
¿Te resultó difícil acceder a los documentales, reportajes y películas que detallas en Cinema al frente? Cuéntanos cómo fue ese proceso y cuánto tiempo te ha llevado.
El trabajo de investigación y redacción de la tesis que ha dado lugar al libro Cinema al frente, me ocupó durante dos años y medio, para lo cual hice una excedencia sin sueldo de mi actividad docente. Sólo de ese modo podía dedicarle el tiempo que requiere la investigación y acceder a los archivos y hemerotecas donde se encuentran las fuentes documentales. Una parte del material fílmico lo obtuve a partir de copias en VHS que digitalicé y el resto yendo a Filmoteca Española, a Madrid, para visionar in situ algunas películas. En aquel momento, Alfonso del Amo era el director de Filmoteca y en todo momento me facilitó el acceso al visionado de las cintas y me alentó en la investigación.
¿Qué documentales, reportajes de guerra o películas de ficción de los que has analizado te resultan más destacables desde una perspectiva histórica y cuáles consideras que tienen más calidad desde el punto de vista técnico o artístico?
Desde el punto de vista técnico y artístico, Barcelona trabaja para el frente (1936), de Mateo Santos, es uno de los mejores documentales. Tiene una excelente fotografía de Adrien Porchet y plantea un tema muy original ya que describe el funcionamiento del mercado de Abastos y otras empresas alimentarias colectivizadas por los libertarios en Cataluña. Otra hermosa película propagandística, donde se mezcla el documental con la ficción, es Bajo el signo libertario (1937), de Angel Lescarboura. En este caso, a partir de un ardid metacinematográfico, se expone la organización colectiva en el mundo rural en tierras de Aragón durante la guerra. Por citar otro ejemplo más, que ilustra la heterogeneidad de las películas que filmó el movimiento anarquista en esta etapa, citaría ¡Nosotros somos así! (1937), con guion y dirección de Valentín R. González, un cortometraje de ficción protagonizado por niños donde los números musicales amenizan la trama. Trata sobre un niño rico que acaba reconociendo las bondades de la clase trabajadora gracias a la intervención de los chiquillos. Podría mencionar otros títulos donde se conjuga la ficción con el documental para destacar que es una hibridación característica en numerosas películas de factura anarquista ya sean reportajes de guerra, películas de ficción o de propaganda como vemos en La silla vacía; En la brecha; El frente y la retaguardia; Y tú ¿qué haces?
Desde una perspectiva histórica hay que remarcar que las películas documentan la breve experiencia revolucionaria que se llevó a cabo en Cataluña y Aragón, un hecho insólito en la historia europea. Muestran el devenir la guerra, describen la vida en el frente y dan cuenta de la vida en la retaguardia. Además, introducen otras temáticas como el alcoholismo, la prostitución o la educación, que son tratados desde diferentes puntos de vista. Se trata de una filmografía muy diversa e insólita en el conjunto de la cinematografía internacional y por lo tanto tiene un valor incuestionable que hay que dar a conocer.
«…la espontaneidad de las primeras películas donde se propagaban las virtudes de la Revolución libertaria se transformó en un discurso de unidad republicana para ganar la guerra. Al cambiar de orientación, las cintas adquieren un tono más oficial, se abandonan las experimentaciones cinematográficas formales, los giros de las voces narrativas, que eran muy originales, y el resultado es que se convierten en películas mucho más estandarizadas…»
En tu libro describes cómo se va transformando la narrativa de estas cintas anarquistas según va discurriendo la Guerra Civil. ¿Crees que los directores van perdiendo el arrojo y la vitalidad que muestran en las primeras filmaciones?
No se trata de una cuestión personal por parte de los equipos que hicieron las películas sino de las circunstancias políticas que dejaron de ser favorables al anarquismo y de la propia organización del sistema de producción en Cataluña. Aunque hubo un gran debate interno sobre los largometrajes de ficción (Barrios Bajos, Aurora de esperanza) por su falta de contenido revolucionario; pero la lucha interna por el control de la situación acabó con la hegemonía anarcosindicalista después de los Hechos de Mayo de 1937 que se produjeron en Barcelona. Cambió el Comité de Producción Cinematográfica anarcosindicalista y se nombró a Francisco Elías como director artístico. Un profesional del medio que era un quintacolumnista, así que se paralizaron algunos proyectos que se estaban preparando o la exhibición de películas que ya estaban acabadas. De modo que la espontaneidad de las primeras películas donde se propagaban las virtudes de la Revolución libertaria se transformó en un discurso de unidad republicana para ganar la guerra. Al cambiar de orientación, las cintas adquieren un tono más oficial, se abandonan las experimentaciones cinematográficas formales, los giros de las voces narrativas, que eran muy originales, y el resultado es que se convierten en películas mucho más estandarizadas, es decir, que pierden la singularidad que las había caracterizado durante la primera etapa.
¿Qué pasó con la producción cinematográfica de sello libertario al terminar la guerra?
Todas las películas realizadas en zona republicana fueron incautadas en 1939 por los vencedores, el denominado Departamento Nacional de Cinematografía. Desde la estación Magoria de Barcelona partió un tren cargado con material que desapareció en el camino y del cual nunca más se supo pues no llegó a su paradero. Las cintas requisadas acabaron en el sótano de los laboratorios Cinematiraje Riera de Madrid, pero en 1945 un incendio destruyó casi todos los negativos originales, así que lo que se conoce hoy en día se debe al rescate de copias, copiones o descartes de negativos procedentes del extranjero y del material recopilado por Filmoteca Española a lo largo de los años. El resultado fue la confección del Catálogo General del Cine de la guerra Civil, publicado en 1996, que es una referencia imprescindible para cualquier estudio sobre el cine de este período.
¿Piensas que sería necesario y viable rescatar más material fílmico del que se encuentra perdido? ¿Qué habría que hacer para ello y qué aportaría de novedoso?
Las cintas que actualmente se encuentran desaparecidas son imprescindibles para completar el corpus fílmico del movimiento anarquista durante la Guerra Civil, y, por ende, del cine español. Habría que rastrear archivos como la biblioteca del Congreso de Washington, la Fundación Gamboa de México o el Centro Internacional de Investigación sobre el anarquismo (CIRA) de Lausana, en Suiza, por citar sólo algunos de los más importantes. Todavía se puede encontrar material inédito ya que la diáspora del exilio llevó consigo copias que se encontrarían en cualquier lugar desconocido, inclusive, debe de haber películas en manos de particulares.
Estas películas y documentales ¿tendrían atractivo todavía para proyectarlas ante un público “general” o sólo tienen ya valor para investigadores?
Son películas que se pueden programar en filmotecas donde hay un público interesado en estas temáticas. El cine es un patrimonio que hay que preservar y difundir. La exhibición de ciclos donde las películas se pueden contextualizar es fundamental para darlas a conocer. Sin lugar a dudas, las filmotecas han de cumplir con este cometido, como, por ejemplo, el que se organizó en Filmoteca de Catalunya para conmemorar el centenario de la CNT en 2010, con una programación de títulos que propuse para proyectarlos en la sala y tuvieron su audiencia.
«…en la zona llamada “Nacional” el cine también se convirtió en un medio de propaganda imprescindible, pero no es comparable el volumen de cintas realizadas, alrededor de noventa, frente a las más de quinientas películas filmadas en la zona republicana…»
¿Hubo un trabajo fílmico similar al de los anarquistas por parte de los contendientes del bando faccioso?
La industria cinematográfica quedó en la zona republicana donde estaban los principales núcleos de producción, en Barcelona y Madrid. De manera que en la zona llamada “Nacional” el cine también se convirtió en un medio de propaganda imprescindible, pero no es comparable el volumen de cintas realizadas, alrededor de noventa, frente a las más de quinientas películas filmadas en la zona republicana; entre ellas ciento seis son de factura anarquista.
A lo largo de las páginas de tu libro refieres que los anarquistas querían “un cine para educar y no para embrutecer”, “de utilidad social y pedagógica”, “cine como arma de lucha política”, “cine comprometido y que entretenga”
¿Qué queda en estos momentos en la industria cinematográfica de esa concepción del séptimo arte?
Por supuesto que hay cine que cumple con esos cometidos. Hoy en día son fundamentales los festivales de cine y las filmotecas, donde se proyectan películas con temática política y social. Otra cosa es que en la industria predomine el entretenimiento banal, pero nuestra mirada se puede nutrir de títulos comprometidos con esos valores, sólo hay que buscarlos.
¿Qué títulos actuales nos recomendarías para acercarnos a través de la gran pantalla más fielmente a la Guerra Civil española?
Cito sólo algunos títulos como Tierra y libertad, de Kean Loach, La lengua de las mariposas, de José Luis Cuerda, La trinchera infinita, de Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga; y Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar.
Cinema al frente, ha sido escrito por Pau Martínez Muñoz y publicado por la Fundación Anselmo Lorenzo en 2023.