DOCUMENTO DEL MES

junio 2023

Cartas desde la alambrada

Con motivo de la exposición fotográfica Caminos del Exilio, inaugurada en la FAL recientemente, el documento del mes de junio nos propone complementar la visita a la exposición con dos cartas vinculadas a los primeros meses del exilio y a la vida en los campos de concentración del sur de Francia. La temática de éstas gira entorno a las dificultades asociadas a la vida en los campos, los emisores: Félix Carrasquer y Jacinta Escudero, dos compañeros libertarios que siguieron organizándose políticamente desde el exilio.

Queremos resaltar la excepcionalidad de estos documentos, pues resulta difícil custodiar en archivos del territorio español documentación vinculada a los campo de concentración franceses. Las cartas que os mostramos nos permiten acercarnos a la realidad cotidiana del destierro en los campos de una forma muy personal y única.  

«La primera carta a la que os remitimos tiene fecha el 13 de septiembre de 1939, fue escrita desde el campo de concentración de Argelès sur Mer y contenía la voz de Félix Carrasquer, compañero que había quedado ciego durante los años anteriores.»
La primera carta a la que os remitimos tiene fecha el 13 de septiembre de 1939, fue escrita desde el campo de concentración de Argelès sur Mer y contenía la voz de Félix Carrasquer, compañero que había quedado ciego durante los años anteriores. La militancia de Félix se canalizó fundamentalmente a través de la pedagogía y la divulgación científica. Era oriundo de Albalate de Cinca, dónde creó una agrupación cultural con biblioteca y escuela y dirigió la repartición de tierras como secretario del Sindicato Agrario. En 1935 fundó la Escuela Racionalista Eliseo Reclus en Barcelona y en 1937 trasladó sus conocimientos sobre educación y autogestión a Monzón, dónde creó la Escuela de Militantes de Aragón. En el exilio, pasó por al menos tres campos de concentración: Vernet, Argelès y Noé. Ni su condición de refugiado ni el dolor de la alambrada permanente impidieron a Félix seguir su labor de divulgación y su interés por continuar formándose a través del debate y el intercambio de ideas con sus compañeros.En su carta, Félix analiza sociológicamente su realidad social, un debate sesudo que debió estar sometido a los tempos de comunicación por escrito y que quedó atrapado en el papel:

«[…] Resultando que no vemos al mundo de una manera objetiva y real sino sectaria y subjetivamente. En virtud de esta mediocre educación sociológica y de la falta de tolerancia, hija legítima de nuestra infancia y del atávico pasado religioso, el esfuerzo de los partidos y de los hombres que luchan por el mejoramiento colectivo, marchan por senderos divergentes, por lo que como es lógico, no podemos llegar a converger a comunes soluciones ni a la a creación de situaciones de beneficio para el interés colectivo».

Leer este fragmento y observar, a su vez, las fotografías de los y las exiliadas en Argelès nos permite ver la capacidad de estos compañeros para crear espacios de dignidad y momentos de belleza en situaciones de dificultad y deshumanización extrema.

«La segunda carta fue escrita desde el pueblo de Rivesaltes, una vez la compañera logró salir del campo que lleva su nombre el 30 de enero de 1940.»

La segunda carta fue escrita desde el pueblo de Rivesaltes, una vez la compañera logró salir del campo que lleva su nombre el 30 de enero de 1940.

«Te escribo esta bajo una fuerte y agradable impresión; he salido del campo, he dejado al fin las alambradas, la arena y el barullo de una población mísera y famélica que vegeta en un estado desagradable y triste».

Quien habla es Jacinta Escudero, cenetista que se trasladó a Barcelona durante la guerra, donde asumió la secretaría de la Federación Local de Mujeres Libres. La carta de Jacinta se hace eco de la dureza de la vida en los campos del mediodía francés.

Argelès-sur-Mer, Saint-Cyprien o Gurs eran campos concentracionarios con una gran cantidad de población prisionera cuando Jacinta escribe. El contenido de su carta revela que acaba de salir de uno de ellos. Pese a que no especifica cuál, entendemos que éste se encuentra en la costa francesa, dónde además de Argelès-sur-Mer y Saint Cyprien, se encontraba también el campo de Agde y de Barcarès, este último, a sólo 16 km de la localidad de Rivesaltes, donde comenzaran a llegar comboyes de prisioneros  en enero de 1941.

Rivesaltes era un campo de instrucción militar que transformó su uso en campo de refugiados para albergar a 15,000 exiliados antifascistas españoles. Un uso represivo que se mantuvo durante todo el siglo XX y que sufrieron también judíos, gitanos, prisioneros de guerra de distintas procedencias, harkis argelinos y población migrante en situación irregular.

 La carta de Jacinta nos permite vislumbrar uno de los horrores del encierro en el campo, algo que la psicología define como el “síndrome del superviviente”, el cuál puede llegar a generar patologías y dolencias múltiples. Algunas de ellas están vinculadas al sentimiento de culpa que produce haber “sobrevivido” al encierro y poder mejorar las condiciones de vida en comparación con quienes han perecido o continúan malviviendo en el campo, así, Jacinta afirma:

«¡Si vieras el dolor que me ha producido dejar aquello! Enferma, como estaba, era yo quien animaba un poco nuestra barraca […] les alegraba y entretenía un poquitín la vida. […] Sólo sé que estoy fuera del campo, que estoy muy contenta; pero que no soy feliz ni mucho menos, el recuerdo de los otros y mi soledad actual no me dejan ni un momento, créeme.»

«¡Si vieras el dolor que me ha producido dejar aquello! Enferma, como estaba, era yo quien animaba un poco nuestra barraca […] les alegraba y entretenía un poquitín la vida. […] Sólo sé que estoy fuera del campo, que estoy muy contenta; pero que no soy feliz ni mucho menos, el recuerdo de los otros y mi soledad actual no me dejan ni un momento, créeme.»

Llegados este punto querréis saber a quiénes van dirigidas estas cartas, escritas desde la idea y el compañerismo, pero sobre todo, llenas de humanidad. La interlocutora de Félix y Jacinta fue nuestra compañera Suceso Portales, quien recibía sus cartas desde el exilio en Londres. Suceso, maestra extremeña e integrante de Mujeres Libres durante la guerra fue precursora de la reactivación de la agrupación feminista anarquista en el exilio. Estuvo muy activa en la lucha libertaria desde Inglaterra y también tras su regreso a España, en 1977. Su archivo personal ha sido donado a la Fundación Anselmo Lorenzo y actualmente está en proceso de catalogación. Su legado va más allá de sus acciones como militante, pues salvaguardó de la dictadura y del paso del tiempo centenares de documentos vinculados a la reorganización del movimiento libertario feminista en el exilio y en la transición. Con el mismo ahínco conservó las cartas que compartimos hoy, huellas indelebles de nuestra historia libertaria.

R.04/143 y R.05/234 Fondo Suceso Portales, Fundación Anselmo Lorenzo.
Anna Pastor