Acabando la dictadura, la palabra se propagó, proliferando en el país los medios de comunicación y especialmente en el movimiento libertario. Reconstruida la CNT en Cantabria, en nuestra regional editamos Boletines del Sindicato de la Construcción, de los Colectivos Ganadero y Ecologista, y los órganos de expresión de Las Juventudes Libertarias (Rebelión) y CNT (La Protesta), cuyo primer número aquí presentamos. Elegimos el nombre, que se repite en la prensa anarquista, por la fuerza que expresa y por una fraternal simpatía por la historia de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) y su portavoz.

Con estas publicaciones queríamos difundir las ideas-fuerza del anarcosindicalismo y la alternativa libertaria (nuestras propuestas). Las distribuíamos desde las federaciones locales de Santander, Torrelavega y Laredo, y por militantes que las llevaban a sus empresas y pueblos, y las exponíamos en la mesa que montábamos en cuanto mitin, fiesta popular, acampada de protesta o concierto, se organizase en nuestra tierra o en comunidades vecinas. Esta voluntad de extender La Idea, nos llevó también a promover las presentaciones de la organización en empresas y localidades, a convocar mítines para fijar nuestra posición ante un tema de actualidad (elecciones, …) y a crear un Ateneo Libertario.

El alcance y diversidad de las publicaciones y del contenido de La Protesta respondía a nuestra concepción de la acción sindical, que muchos llamaban globalista y que nosotros formulábamos en nuestras presentaciones, diciendo: La CNT no es simplemente un sindicato reivindicativo, la CNT abarca todos los aspectos de la vida; militar en la CNT significa empezar a cambiar.

En este primer número de la revista (febrero de 1978), en la portada nos presentamos, reafirmando el anarquismo y proyectándolo sobre los retos del presente, en particular, en nuestro combate contra todo tipo de pactos que configuraron La Transición, y en esos momentos Los Pactos de la Moncloa. A pesar del panorama confuso y turbio que veíamos en unos años de crisis, esperábamos que los vientos del movimiento libertario lo despejasen (el dibujo que cierra la presentación es un horizonte armonioso).

Las “secciones” de este número se repiten en los siguientes: editorial, noticias internacionales y nacionales comentadas, nuestras intervenciones en los conflictos laborales, en las reivindicaciones de los barrios por unas mejores condiciones de vida y en la lucha ecológico-social, y un análisis sobre alguno de los debates que había en nuestros medios; nunca faltaba un texto ensayístico o literario y un poema que nos decían algo de la vida, tal como la entendíamos. Es significativo que los temas tratados fueran determinantes no solo entonces, sino en los años siguientes, como Las elecciones sindicales para la organización, y Las multinacionales, la crisis y los beneficios, para el presente.

La revista tuvo una vida efímera. En nuestra región, mientras la organización estaba viva, volcada a la acción, y no autodestruyéndose ensimismada, La Protesta salía a la calle.

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