Santi, viejo amigo: Dicen por ahí que esta guerra sucia que sufrimos también te arrojó a la maldita lista de miles de muertos que los asesinos recuentan cada día. Lista cruel y acusatoria donde estaba ya tu padre, nuestra Coral y tantas y tantas personas inocentes, como son los muertos de todas las guerras.

Pero algunos otros sabemos que, al ser un buen cartero anarquista, solo has ido a entregar la última carta. La carta que proclama el triunfo de la Libertad y la Justicia; donde el pueblo rescata la Vida de las garras del Poder del Dinero, o viceversa.

Monstruoso, como todos, este dios moderno al que llaman Estado-Capital, y al que sus fieles aduladores: políticos, banqueros, grandes empresarios, sumos sacerdotes… ofrecen, a diario, al pueblo en sacrificio, con un esperpéntico espectáculo de patéticos rituales que colman pantallas, medios y redes, con el único afán de salvar sus negocios.

Por eso sabemos, viejo amigo, que en cada grito de rebeldía, en cada barricada, en cada paso que demos con nuestra querida CNT-FAI o con quien vaya rumbo al Comunismo Libertario −lo importante es el camino−, tú estarás orgulloso entre nosotros, izando la última carta por bandera.

Así que, desde la amistad sincera que guardamos más allá de diferencias y silencios de los que luego siempre nos reímos, a la Revolución Alegre que siempre tu sonrisa proyectaba. Te requiero, compañero, que aún debemos apurar alguna que otra madrugada por aquel entrañable Lavapiés del “Jesusín” y del “Chato”… ¿Te acuerdas? ¡Hasta siempre, viejo amigo socarrón!

Tu querido “guaje”, Palax.

José Ramón Palacios