Escritos
Errico Malatesta
Malatesta,
Errico: Escritos (ep. de Max Nettlau), Madrid, Fundación de Estudios
Libertarios Anselmo Lorenzo, 2002 (Clásicos Anarquistas, 1),
398 págs.
Precio: 15,00 euros.
Como
no somos muy amigos de celebrar cumpleaños, este año se
nos ha pasado por alto que el 22 de julio ha hecho setenta años
que murió en Roma Errico Malatesta. Anciano (había nacido
en 1853), todavía resultaba peligroso para el régimen
de Mussolini, que le aisló en un exilio interior («arresto
domiciliario»), con el clima más perjudicial para sus quebrantados
pulmones. Pero el viejo luchador no se doblegó nunca. Hasta el
último aliento siguió pensando y luchando en clave anárquica.
Desde su
juventud, la vida de Malatesta estuvo consagrada a la difusión
de las ideas emancipadoras representadas en el anarquismo y al combate
contra los poderes a través del mundo: recorrió Europa,
América, el Norte de África. Siempre perseguido, se dedicaba
a los más diversos trabajos, desde electricista hasta vendedor
de helados. Con una febril actividad propagandística y organizativa,
nunca tuvo tiempo para elaborar un cuerpo de doctrina teórica
con sus planteamientos y análisis; tampoco para escribir sus
memorias. Pero en sus artículos periodísticos, en sus
folletos, en sus conferencias sí podemos hallar esa teoría
que animó su vida: la emancipación del género humano.
El libro
de Escritos, que acaba de publicar la Fundación Anselmo Lorenzo,
en coedición con el Grupo Anarquista Albatros, pretende dar a
conocer buena parte del material producido por Malatesta a lo largo
de su vida militante. Está estructurado en tres apartados. En
el primero («Artículos») se presentan una serie de
intervenciones en la prensa libertaria de la época. No se trata
de las frecuentes colaboraciones periodísticas analizando los
hechos del momento desde una óptica libertaria, sino del comentario
de una serie de temas, diríamos inmortales, de la sociedad de
entonces y de ahora; también repasa algunos problemas internos
del propio movimiento libertario (de plena actualidad todavía).
Artículos sobre el individualismo, el socialismo y la anarquía,
el Estado socialista (donde resulta un auténtico visionario de
lo que ocurrirá en Rusia quince años después),
el problema del amor (con un planteamiento avanzadísimo para
la época y aún hoy vanguardista), las infiltraciones burguesas
en el socialismo (de nuevo visionario de lo que años después
será la socialdemocracia), el sufragio universal, los problemas
de la revolución en la práctica y las tácticas
anarquistas componen este apartado.
En el segundo
(«Folletos») encontramos las obras de Malatesta más
elaboradas, las que más cuidó, para que sirvieran mejor
a la propaganda. De Entre campesinos hay que decir que en España
fue la obra más leída como iniciación al anarquismo.
La política parlamentaria en el movimiento socialista analiza
los errores de la participación en la lucha electoral; Malatesta
había conocido las intrigas marxistas que destrozaron la Primera
Internacional y fue uno de los delegados participantes en el congreso
de Saint-Imier, en el que se pusieron las bases de la Internacional
antiautoritaria. En tiempo de elecciones critica no sólo la participación
obrera en las contiendas electorales, sino también ese posibilismo
político al que algunos querían (y quieren) arrastrar
a los anarquistas. Tanto La anarquía como Nuestro programa establecen
las bases ideológicas y teorico-prácticas del pensamiento
anarquista. En el café contrasta la ideología anarquista
con las demás opciones políticas del momento; está
escrito en forma dialogada como Entre campesinos y En tiempo de elecciones,
pero con un estilo cercano a la obra de teatro y, además, muy
convincente. No hay que olvidar que Malatesta llegó a escribir
una obra de teatro (Lo sciopero) con fines propagandísticos.
El tercer
apartado contiene la polémica que sostuvo Malatesta con su viejo
amigo y compañero de estudios Francesco Saverio Merlino en el
año 1897 sobre la participación en elecciones y, sobre
todo, la viabilidad o no del posibilismo. Merlino representaba un anarquismo
más liberal que revolucionario; Malatesta no concibe la anarquía
si no es a través de un cambio social revolucionario.
El libro
se completa con la biografía que Max Nettlau (el llamado Herodoto
de la anarquía) escribió a los pocos días de la
muerte de Malatesta.
Este libro
es un homenaje a la gigantesca figura de Errico Malatesta, anarquista.
Pero el mejor homenaje es que sus escritos sirvan para hacer propaganda
que destruya el principio de autoridad, para agitar y organizar esa
revolución capaz de destruir toda fuerza que obligue a los humanos
a actuar contrariamente a su voluntad. Esa fue la razón de su
vida.
Alfredo
G.