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Dizionario biografico degli anarchici italiani
Un diccionario biográfico. De Cafiero a Pinelli

Dizionario biografico degli anarchici italiani (Volumen I, de la A-G), Pisa, Biblioteca Franco Serantini, 2003, 790 págs.

Se ha publicado el primer volumen del Diccionario biográfico de los anarquistas italianos (DBAI), una obra que representa un hito en las investigaciones históricas sobre el movimiento libertario. Las alrededor de 2.000 voces biográficas valoran las dimensiones individuales de un movimiento que, como pocos, se funda en las iniciativas individuales, si bien coordinadas y unidas por la solidaridad militante y por el sentido de responsabilidad.

El objetivo de este enorme trabajo, que cubre casi todo el territorio «italiano» en que han actuado e influido mujeres y hombres animados por el «Ideal», es ofrecer informaciones y reflexiones sobre los protagonistas de la larga lucha de sólidos sectores populares contra el Estado, el capitalismo y el autoritarismo en general. Por ello el DBAI relata los ambientes familiares y sociales en que se han formado las conciencias libertarias, los esfuerzos por obtener una cultura (las más de las veces de forma autodidacta) que permita comprender y transformar la realidad, la actividad laboral (frecuente motivo de orgullo) y el esfuerzo revolucionario con todos sus problemas y contradicciones. La militancia anarquista es dura, pero rica en satisfacciones morales y en la confirmación de los cimientos del análisis antiautoritario y de la perspectiva de una liberación auténtica y completa. En el paisaje de este mundo, tan variado, poblado de existencias difíciles y sufrientes, se entrevé una tensión ética que, más allá de las reivindicaciones parciales y de los choques violentos con el poder, ofrece cierta esperanza a la vida de hombres y mujeres sencillos y casi siempre económicamente pobres. Los lectores (y particularmente los compañeros y compañeras) valorarán cómo se han alcanzado los ambiciosos objetivos iniciales del DBAI cuando tengan, en pocos meses, los dos volúmenes, con sus 1.600 páginas de entradas e índices, editados por la Biblioteca Franco Serantini de Pisa. Tal dimensión analítica hubiera sido sencillamente imposible si los historiadores universitarios no hubieran podido colaborar con decenas de estudiosos de otros ámbitos, animados todos ellos del deseo de rescatar, con instrumentos rigurosamente científicos, una parte poco conocida o tergiversada de la historia obrera italiana. En cualquier caso, es oportuno recordar que la iniciativa partió hace algunos años de un par de profesores de la Universidad de Trieste, que prepararon el proyecto (ante la general incredulidad) superando trámites burocráticos e impedimentos administrativos, relacionándose con especialistas de las universidades de Milán, Téramo y Mesina, y obteniendo al fin el imprescindible apoyo financiero del MURST. Con medios modestos se ha puesto en pie un equipo de investigadores y estudiosos, más o menos sensibles a las ideas libertarias, que ha producido unos resultados tangibles, indispensables para futuras investigaciones y esperables ampliaciones. En el desarrollo del trabajo, la diferenciación obvia entre una visión más académica y otra más interna de la militancia ha proporcionado problemas en el ámbito de las relaciones entre grupos de investigación universitaria y centros y archivos del movimiento libertario. Estos inconvenientes previsibles han sido felizmente superados en orden a la importancia de la investigación que ahora pertenece tanto a la historia profesional como a la militante.

Para alcanzar la definición de «anarquista» se han considerado, además de las fuentes policiales (a menudo muy aproximativas), la autodefinición individual y la colaboración efectiva con las variadas estructuras y expresiones del anarquismo de lengua italiana. El impresionante número de posibilidades ha obligado a excluir (o a devolver) el estudio sobre la emigración, donde el influjo libertario tuvo gran importancia, particularmente en América del Norte y en el Mediterráneo: sólo aquellos militantes emigrados que han jugado un papel directo en el movimiento italiano han tenido espacio en el DBAI.

A la hora de escoger a los personajes biografiados se ha querido dar preferencia a la red de activistas que han tenido una influencia social y política de ámbito regional y que han afrontado con tranquilidad las incomodidades y riesgos, a veces consumiendo en la lucha toda su existencia. Los considerados como líderes (de Malatesta a Berneri, por citar sólo dos nombres) adquieren aquí una nueva dimensión por haber sido ya analizados en otras obras, a la vez que se concede un cierto espacio a aquellos militantes que, en el ámbito local, han demostrado con los hechos (por ejemplo en la redacción de uno de los miles de periódicos publicados en territorio italiano) o con la honesta coherencia durante decenios la importancia de las aspiraciones libertarias en la historia de las luchas de emancipación en Italia.

El DBAI ofrece un cuadro articulado del movimiento sobre el terreno y permite confirmar que el anarquismo ha sido históricamente un componente determinante de los movimientos populares regionales de tradición subversiva, como Toscana o Romaña, que han jugado un papel importante en otras zonas del Centro Norte, de Liguria a Las Marcas, y en el Sur, de Apulia a Sicilia. A decir verdad, estos datos acusan, como en general en las obras de este nivel, el hecho de que las noticias históricas recogidas son, obviamente, el resultado del esfuerzo de los investigadores sobre el terreno; por ello, situaciones merecedoras de mayor relevancia pueden estar ausentes del DBAI por falta de fuerzas disponibles. Es el caso de la región de Friuli-Venecia Julia, una zona de fuerte presencia anarquista y, sin ir más lejos, la Carnia, donde las biografías recogidas llegan hasta la emigración, o Pordenone, con una radicalización específica del proletariado, y Trieste y Muggia, donde la tendencia obrera es evidente. La crítica metodológica, suscitada hace algunos meses por ciertos militantes de la región por haber considerado a los friulanos como «italianos» no tiene fundamento: la opción de incluirlos no pretende en absoluto una maniobra nacionalista o centralista, sino que se enmarca en las mismas características de la militancia en lengua friulana que ha colaborado con órganos de prensa escritos en italiano, con grupos y federaciones en los que se usaba principalmente la lengua de Dante. De hecho, los escritos de propaganda en lengua friulana circulan hace pocos años.

En cuanto a la extensión en el tiempo, el DBAI comienza en la Primera Guerra Mundial y se para con los militantes que comenzaron su actividad antes de 1968, considerando que ese año representa un jalón entre el anarquismo «tradicional» que hunde sus raíces en el siglo xix y una nueva generación de anarquistas que, partiendo de las agitaciones juveniles de finales de los sesenta, ha releído y reinterpretado los principios del anarquismo en un contexto social y cultural muy diferente. La clave de este «neoanarquismo» surge más ligada a un esfuerzo, tanto sindical como cultural, emanado de los movimientos obreros y estudiantiles de aquellos años y que ha intentado superar el aislamiento forzoso al que el poder y los partidos de izquierda habían relegado a las realidades
anarquistas.

Está claro que la gran influencia del anarquismo en ambientes populares en Italia hasta después de la Primera Guerra Mundial se encuentra reducida dramáticamente tras el triunfo de los dos movimientos totalitarios, el fascismo y el bolchevismo, que han reprimido duramente cualquier tentativa antiautoritaria. La dictadura reaccionaria ha destruido físicamente, no sólo en Italia, la tupida red de contactos y publicaciones que daban voz a los sentimientos subversivos. Por su parte, la «dictadura del proletariado» ha criminalizado el espíritu libertario constriñendo los movimientos de las clases oprimidas en el estrecho marco de un partido (y de un sindicato) particularmente centralizado, casi militarizado, y ciegamente devoto de la URSS. Tras la Segunda Guerra Mundial se ha hecho evidente para el movimiento anarquista la necesidad de retomar el puesto que le correspondía en el abanico de las opciones revolucionarias, acaparadas por los secuaces de Stalin. Bien pocos han sido los jóvenes rebeldes que, a partir de los años veinte y hasta la Guerra Fría, han escogido el anarquismo como ámbito ideológico y referencia organizativa. A tal vacío generacional se deben añadir los efectos de la dolorosa experiencia de la Guerra Civil española, que había reforzado el mito de la Unión Soviética y del marxismo-leninismo.

El DBAI permite seguir incluso las experiencias, aparentemente poco explicables, de aquellos militantes de extracción obrera que después de 1945 han pensado que podían continuar la lucha de clases en las filas de otras organizaciones proletarias, del Partido Comunista al Partido Socialista, pasando por los grupos de la extrema izquierda marxista.

El siglo considerado (1868-1968) ha ofrecido a la reconstrucción histórica también otros personajes que salieron del anarquismo tras involuciones personales que les condujeron a abandonar posiciones demasiado molestas y a marcharse a casa.

Los estudios biográficos contenidos en el DBAI ayudan a reflexionar sobre el hecho de que si el movimiento de lengua italiana ha conocido períodos de protagonismo durante situaciones insurreccionales y de revuelta popular, también ha tenido que resistir durante largos períodos desfavorables de clandestinidad y de marginación, durante los cuales sólo ha podido testimoniar la propia dignidad y la utopía. La fuerza para continuar contra viento y marea confirmada por las múltiples y apasionadas biografías recogidas en la laboriosa investigación, se materializa en los dos exhaustivos volúmenes del Diccionario.

¡Feliz lectura!

Claudio Venza

2004 Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo l Contacto: fal@cnt.es