Voces
anarquistas
Historia oral del anarquismo en Estados Unidos
Avrich,
Paul: Voces anarquistas. Historia oral del anarquismo en Estados Unidos
(trad. de Antonia Ruiz Cabezas), Madrid, Fundación de Estudios Libertarios
Anselmo Lorenzo, 2004, 816 págs. Precio: 25,00 euros.
Los
EE.UU.
Escribir un libro sobre la historia del anarquismo en un país
debe de ser difícil. Pero coordinar a doscientas personas para
hacerlo y que además esas personas sean protagonistas o
testigos de los acontecimientos es una proeza, que redunda en
lujo para los lectores. Si el país elegido es los Estados Unidos
de Norteamérica, considerado como el enemigo tradicional de los
movimientos progresistas y como la bestia parda que destruye cualquier
atisbo de libertad en beneficio de sus intereses económicos,
la situación es, como poco, curiosa.
En realidad los Estados Unidos de Norteamérica fueron ya a finales
del siglo xviii el primer país demócrata de la Edad Moderna
y a finales del xix una tierra de promisión para emigrantes europeos;
y entre ellos gran parte no sólo buscaban una vida menos miserable,
sino que también llevaban consigo el germen de un mundo más
justo e igualitario. Por encima de la primera avalancha poblacional
de anglosajones protestantes que conformaron las actuales estructuras
básicas de la sociedad norteamericana y aparte de las otras
dos emigraciones la africana, obligada, y la hispana, lenta y
tardía fue llegando a los EE. UU. una continua aportación
de irlandeses, italianos, judíos, eslavos, alemanes, escandinavos,
etcétera. Entre ellos también pasó el charco el
espíritu libertario, que tanto sufriría por enfrentamiento
con los primeros pobladores europeos, anulados los autóctonos
por aniquilación y agotamiento.
Investigación
oral
Esa es la historia que recoge el libro de Paul Avrich, no por boca propia,
sino del máximo número de protagonistas y testigos que
consiguió implicar en el proyecto. El método de la investigación
oral en la historiografía sólo ha conseguido imponerse
en España en las últimas décadas. Por lo que se
refiere a la historia de la Guerra Civil, por ejemplo, se ha desarrollado
sólo a finales de siglo, cuando la mayoría de protagonistas
o testigos directos de acontecimientos relevantes ya habían muerto.
Por eso, el intento de Avrich, una reconstrucción de lo que sucedió
en los EE. UU. y de lo que hoy no queda casi nada, supone un loable
intento de recuperación antes de lo irremediable.
El título
de la obra no podía ser otro y es bastante significativo. El
Voces... alude a esta metodología de historiografía oral.
El
anarquistas implica que, a pesar del subtítulo, no estamos
ante una reconstrucción del anarquismo, sino ante un intento
de resurrección de los anarquistas como personas, como individuos,
como hombres y mujeres, que en su calidad de tales protagonizaron unos
hechos trascendentales que podrían haber hecho cambiar el curso
de la historia y con toda seguridad sí hicieron cambiar al menos
el curso de la evolución humana.
Las entrevistas
se han agrupado en seis bloques por épocas o por etapas revolucionarias.
Muy lógico para que la visión de conjunto no se nos haga
caótica. De los seis bloques, tres muestran una coherencia especial,
que nos da quizá la idea general y el factor común de
las muy distintas tendencias y procedencias de estos anarquistas, que
intentaron una sociedad distinta. Un bloque está dedicado a Emma
Goldman y no porque fuera una figura señera de la época
de fuerte arraigo propagandístico, sino porque en realidad ella
fue la consecuencia de esa época, de ese ambiente de emigrados
y norteamericanos liberales, que lo dieron todo por la difusión
de la idea.
Otro bloque
gira alrededor de las figuras de Sacco y Vanzetti, no sólo porque
fueran asesinados por sus ideas en la más hipócrita de
las arbitrariedades, sino porque también ellos surgieron de los
medios sindicalistas y anarcosindicalistas, que tan fuerte prendieron
entre los emigrantes italianos. Un tercer bloque desarrolla el tema
de las escuelas y colonias, llevadas a cabo principalmente por anarquistas
judíos, que tanta repercusión proporcionaron en cuanto
a que demostró frente a los escépticos la capacidad organizativa
del movimiento anarquista y, hoy diríamos, alternativo.
Información
de primera mano
El que acontecimientos y personajes se estudien no a través de
los documentos, como hace la historiografía tradicional, sino
a través de los testimonios orales, no nos da necesariamente
una visión objetiva más real y verídica, que a
veces también, sino sobre todo una visión directa, personal
y humana a cargo de los mismos que lo vivieron. La intrahistoria, que
decía Unamuno.
En esa
intrahistoria todo tiene valor. Están mezcladas las relaciones
de determinados personajes con grandes figuras, como Kropotkin, con
detalles aparentemente de menor significado, como las condiciones laborales
de los emigrados, la descripción de su integración en
la sociedad norteamericana, la organización de conferencias,
etcétera. Desde el intento de «ejecución revolucionaria»
del presidente de los EE. UU. hasta las discusiones sobre los procedimientos
pedagógicos en las colonias, todo es sometido a la óptica
colectiva de manera que decenas de implicados dan su visión de
los hechos, intentando una concepción libertaria de los asuntos.
Todo vale
y de todo se puede aprender. Por lo tanto no menos valor tienen a veces
detalles mínimos de la vida de los protagonistas, su vida amorosa,
sus manías, sus defectos, etcétera. Las alusiones a las
numerosas ideologías o formas de pensar o sentir que se entrecruzaron
en la época nos arroja luz sobre la complejidad de la construcción
de una teoría revolucionaria. Se desvelan detalles como la relación
del grupo de Emma Goldman con los comienzos de la Revolución
rusa o las relaciones del anarquismo de los emigrados con los ambientes
liberales norteamericanos o con algunas sectas religiosas. Las diferencias
entre distintas tendencias y sobre todo entre militantes debe hacernos
recapacitar sobre las consecuencias de las acciones o incluso de la
actitud de quien se cree en posesión de la verdad absoluta, por
muy activista que sea. O quizá precisamente por eso.
La
edición
Desenterrar todo este tesoro ha sido un acierto por parte de Avrich
y pasarlo a nuestro entorno motivo de aplauso por parte de la FAL. Tantas
entrevistas de informantes tan distintos en edad, pensamiento, origen,
etcétera, tantas alusiones a detalles y ambientes tan diferentes
conforman un conglomerado difícil de armonizar æeso lo
consigue Avrichæ y difícil de traducir a menudo, pues se
trata de doscientas voces diferentes que tiene que entender un lector
único æy eso lo consigue la excelente traducción
de Antonio Ruiz, que a veces se enfrenta con detalles difíciles
de llevar a nuestra realidad española o hispanaæ.
Se podría
haber intentado una contextualización, una mayor cobertura de
información adicional, que ayudara al lector menos conocedor
de la realidad norteamericana de principios de siglo o incluso alguien
podría haber escrito un epílogo que nos transportara todo
este riquísimo material al siglo XXI, pero la obra ya consta
de más de ochocientas páginas y la información
de notas al menos soluciona las dudas más instantáneas.
Para quien necesite una información más especializada,
se aporta una nutrida bibliografía que abre caminos a cualquier
investigación más detallada. En cuanto a las conclusiones,
son tan infinitas que tendrá que ser el lector el que las saque
por sí mismo.
Enhorabuena
a todos los que han participado en este proyecto, desde el primer anarquista
que pisó tierra norteamericana hasta el último joven que
atienda un puesto de venta callejera en donde se vendan estas Voces
anarquistas.
Kritikemulo