El
anarquismo contra la sociedad capitalista
John Barchfield
Barchfield,
John: Estatismo y revolución anarquista (pr. de Ignacio de Llorens),
Madrid, Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, 2003
(Cuadernos Libertarios, 10), 140 págs. Precio: 7,00 euros.
Pocas
veces tenemos la oportunidad de acceder a trabajos que traten de analizar
la ideología anarquista desde su vertiente de crítica
constructiva frente a la realidad político-social del momento.
Éste
es precisamente el caso del presente libro. Mediante la utilización
de un lenguaje sencillo, comprensible para cualquiera, pero sin caer
en una ridícula simplificación que abortaría irremediablemente
el propósito perseguido, su autor nos presenta una síntesis
del pensamiento anarquista, a través de sus más notables
teóricos, sobre los problemas a los que se ha enfrentado este
movimiento en su lucha contra la explotación capitalista.
Después
de introducirnos en el desarrollo histórico del anarquismo, determinando
al mismo tiempo las características básicas del mismo
y sus diversas corrientes, el autor aborda una de las problemáticas
esenciales con las que esta ideología se ha enfrentado a los
largo de su historia: el Estado.
Resulta
lógico que se otorgue al análisis de la institución
estatal un lugar privilegiado en la presente obra, porque a juicio de
su autor es la piedra angular sobre la que se ha construido el edificio
de la crítica anarquista.
Un minucioso
recorrido por los diferentes textos anarquistas en los que se aborda
la cuestión, desde todos los ángulos posibles, nos permite
formarnos una idea precisa de la concepción del Estado y de su
papel histórico en la génesis y posterior desarrollo del
sistema capitalista, tanto en sus aspectos de explotación económica
o psicológica, como en los de servir de obstáculo insalvable
para el desarrollo de la solidaridad humana o la cooperación
libre y voluntaria.
Por su
parte el autor, después de afirmar que en términos generales
esta crítica sigue tan vigente en nuestro tiempo como cuando
fue formulada en su momento, añade algunas puntualizaciones y
correcciones, consideradas necesarias, a los diferentes puntos de vista.
La última
parte del libro aborda, siguiendo el mismo método de bucear en
los textos de los teóricos, la revolución anarquista;
es decir, las diferentes vías propuestas para alcanzar su objetivo.
Ésta es quizá la parte más comprometida por los
riesgos que implica el análisis de la vía correcta; descartadas
las formas pacíficas -por el convencimiento a través de
la propaganda como preconizaba Godwin o a través del sufragio
universal, denunciado desde siempre como una trampa mortal por todos
los anarquistas- sólo resta oponer la fuerza
a la fuerza. Como señalaba Malatesta, el único límite
a la opresión del gobierno es el poder con el cual el pueblo
se muestra capaz de oponérsele. Y es precisamente esta idea la
que encierra todas las contradicciones a las que se enfrenta la revolución
anarquista. Contradicción que el propio Malatesta intenta resolver
afirmando que el anarquismo -en tanto siga siendo minoritario- debe
contentarse con una revolución que sea tan "suya" como
fuera posible, favoreciendo y participando, moral y materialmente, en
todo movimiento que considere que va dirigido hacia la justicia y la
igualdad.
Las argumentaciones
del autor de este ensayo en este punto, matizando las aportaciones de
algunos autores contemporáneos del campo de la sociología
o la antropología, tratan de demostrar que la creciente desafección
de la gente hacia la política, motivada entre otras causas por
el desenfrenado aumento de la explotación capitalista, ante la
pasividad de la clase política cuando no de su complicidad directa
en la misma, sumada a los movimientos contra la globalización
de los últimos años, genera unas expectativas nuevas e
inesperadas que vuelve a poner en el plano de la actualidad la viabilidad
de una revolución en sentido anarquista, aunque el movimiento
que la impulse carezca de conciencia ácrata.
Posiblemente
algunos considerarán que este breve ensayo es adecuado únicamente
para aquellos que aún no se han introducido en las teorías
anarquistas y quizá no les faltará razón. No obstante,
quisiera precisar algunos puntos que me parecen importantes y que en
cierto modo matizan la opinión anterior. Por un lado el libro
está estructurado de tal modo que lo hace apto para introducir
a cualquiera que lo desee en la teoría anarquista a través
de una exposición contrastada de sus presupuestos esenciales;
por otro, es una síntesis necesaria de los diferentes puntos
de vista con los que esta teoría ha enfocado los problemas a
los que se enfrentaba, especialmente el Estado y el desarrollo del capitalismo,
pudiendo servir por este mismo motivo de plataforma básica para
desarrollar la crítica anarquista al Estado y al Capital. Pero
además el autor introduce en la reflexión aspectos sumidos
hasta ahora en la sombra, pero que a la luz de los nuevos acontecimientos
cobran una importancia extraordinaria, como por ejemplo la lucha entre
el Estado y el Capital y como corolario, la supeditación cada
vez mayor del ámbito de lo político a la economía,
lo cual obliga a un serio replanteamiento de las teorías hasta
ahora formuladas o por lo menos a una adecuación de las mismas.
Con todo
conviene señalar también que el libro no es un todo homogéneo
y estructurado de forma brillante. Tengo la impresión de que
son una serie de reflexiones -unas mejor que otras- unidas por el hilo
conductor de la crítica anarquista que en última instancia
le proporciona coherencia. Contiene errores groseros, como el de considerar
anarquista a Francisco Pi y Margall (aunque en honor de la verdad habría
que decir que también Federica Montseny identificaba el anarquismo
bakuninista con el republicanismo federalista de Francisco Pi y Margall)
y arrebatar el título de tal a Max Stirner, pero en cualquier
caso la elección como el mismo autor señala está
sujeta a "un criterio objetivamente plausible".
En resumen
un librito que seguramente se leerá con placer y posiblemente
con provecho.
Paco