África
rebelde: comunalismo y anarquismo en Nigeria
Sam Mbah e Igariwey I. E.
Mbah,
Sam, y I. E. Igariwey: África rebelde: comunalismo y anarquismo
en Nigeria, Barcelona, Alikornio, 2000 (Disidencias, 3), 182 págs.
Poco
a poco, en España se van dando a conocer otras realidades anarquistas
que viven los compañeros en otros lugares. La Fundación
Anselmo Lorenzo ha publicado obras como El anarquismo en Cuba y Una
historia del anarquismo en Colombia, que reflejan la historia libertaria
de otros países. El libro que presentamos ahora aborda el anarquismo
en el continente africano, publicado por Alikornio, una atrevida editorial
que apuesta por textos alternativos, lejos de la viabilidad económica
de las editoriales comerciales. Desde nuestras páginas les agradecemos
que se den a conocer ensayos de este tipo.
Con buen
acierto, los autores nos dicen que «El anarquismo no puede verse
confinado a Occidente» y esta es una de las razones para dar a
conocer estos escritos. Existen organizaciones sociales al margen de
la jerarquía estatal, algunas supervivientes del comunalismo
previo a la formación de los Estados. Hay sociedades tradicionales
africanas que carecen de organización social centralizada y de
estructura de gobierno, pero pueden ser comunidades que aun sin gobierno
ni Estado no se deben considerar anarquistas porque no gozan de libertad:
la presencia de la esclavitud y la posición de subordinación
de la mujer, propias de sociedades patriarcales, por poner dos ejemplos,
imposibilitan considerarlas antiautoritarias. Sin embargo, los autores
buscan las raíces en el comunalismo africano, un modelo de organización
tradicional que consideran una forma de organización libertaria:
disfrutan de independencia, autogestionan sus bienes y todos sus miembros
participan en los asuntos de la comunidad a todos los niveles.
La filosofía
anarquista tiene valores universales, pero qué duda cabe de que
nuestra forma de verla, entenderla, conocerla y desarrollarla en Occidente,
está filtrada por una realidad que nos circunda que en algunos
aspectos es muy diferente de culturas no occidentales. En este sentido,
el ensayo de Mbah e Igariwey nos inducen a reflexionar y comprender
una realidad más compleja y diversa de la que a veces nos podemos
imaginar. Así, el anarquismo puede verse reflejado, como muy
bien analizan, en comunidades con idiosincrasias muy diferentes a las
nuestras.
La situación
en África es muy triste. Sometida al colonialismo europeo, principalmente
inglés y francés, el continente quedó depauperado
y dividido de forma artificial por las fronteras que les impusieron.
Después de exponer lo que fueron algunas de las comunidades autóctonas
africanas, con sus formas de organización, previas al colonialismo,
los autores analizan la dominación e invasión extranjeras.
En la búsqueda de materias primas, los países industriales
expoliaron las riquezas naturales e impusieron el modelo de sociedad
capitalista, rompiendo el tradicional comunalismo propio de estos pueblos.
Tras la colonización, las distintas soluciones que se han planteado
no han sido viables. El comunismo de Estado, autoritario, exportado
de la URRS y de China, no sirvió como modelo, entre otras razones
porque además de haber fracasado en los países de origen,
era impuesto por la violencia de las armas. Parte del fracaso es justamente
ese, su imposición a través de la violencia. Para que
una alternativa social pueda prosperar a la larga, ha de contar con
la voluntad de sus miembros. Todo lo impuesto, antes o después,
sucumbe.
Tras la
independencia, los gobiernos de los países africanos son fieles
siervos de sus anteriores dueños. La corrupción política
y económica está generalizada entre los dirigentes, muchos
enriquecidos con los bienes que genera el pueblo, frente a la miseria
en la que vive la mayoría. Si a esto añadimos que las
relaciones de intercambio son desiguales, la crisis es profunda. África
produce materias primas y bienes primarios a muy bajo precio, sin embargo
ha de pagar una cantidad desmesurada a otros países por los productos
acabados. De esta forma, las naciones africanas siempre están
en deuda. Las soluciones que proponen el BM o el FMI, a los que se ven
abocados a recurrir de forma desesperada, suelen ser peores que las
enfermedades que pretenden combatir. Parece imposible salir del círculo
de la pobreza.
La respuesta
sindical al colonialismo por la vía de la emancipación
nacional y acabar con la dominación extranjera, no supuso un
cambio significativo en la vida de los trabajadores. Unos tiranos suplantaron
a otros, y entre ellos siguen aliados de formas muy sutiles para continuar
con la explotación. Las estructuras sociopolíticas y económicas
permanecieron inalterables y los trabajadores tuvieron que seguir en
la lucha contra el sistema de opresión. Los gobiernos, hábiles
en su política, utilizan y enfrentan a los distintos grupos étnicos
atomizando a la clase trabajadora para perpetuarse ellos en el Poder.
Otros de
los males y desgracias que sufren todos los países colonizados
es el militarismo. Los africanos no son una excepción. La casta
militar es una pieza clave en el mantenimiento de las injusticias. Gobiernos
militares y poder civil corrupto se suceden para perpetuar el sistema.
La vulneración de los derechos humanos es constante y está
generalizada.
Frente
a este caos, situación de pobreza e injusticias que sufren estos
pueblos, la solución que propone la Awareness League, organización
anarcosindicalista nigeriana que forma parte de la AIT, y de la que
son miembros los autores del libro, es la creación de comunas
económicas gestionadas por los trabajadores, formando una red
voluntaria y libre ajena al control del gobierno; una nueva organización
social que tiene sus raíces en el comunalismo y que trata de
abolir el Estado. Pero la solución no solo ha de ser local. Para
erradicar el capitalismo internacional, la respuesta ha de ser internacional
y los trabajadores deben unirse saltando las fronteras de sus respectivos
países.
El título
que lleva la edición española nos parece más acertado
que el inglés: African anarchism. The history of a movement.
En realidad, abarcar el estudio de un continente que tiene una superficie
sesenta veces la de España y con tantos y tan diferentes países,
difícilmente se puede exponer en 182 páginas. El libro
fundamentalmente analiza situaciones generales del África y particularmente
de Nigeria, Sudáfrica, Guinea, Tanzania y Ghana.
En síntesis,
de forma didáctica, los autores dan a conocer de forma muy general
parte de la historia e ideas libertarias del continente africano pasando
por sus distintos estadios: precolonización, colonización
y neocolonianismo, y aportan conocimiento de los estudios antropológicos
que se han realizado de los diversos grupos humanos que habitan en África.
Amador